Este post empieza un poco técnico, lo que podría hacerlo aburrido, pero por otro lado, creo que puede resultar muy interesante a aquellos que quieren entender un poco mejor algunos detalles del diseño de un instrumento y los sistemas de fuerzas opuestas que se forman con las cuerdas en tensión.
La unión entre el mango y el cuerpo de un instrumento es una zona que soporta grandes tensiones.
Las cuerdas tiran del extremo del mango (flecha verde), ejerciendo un efecto de palanca cuyo punto de apoyo sería el borde de la tapa (círculo rojo). La fuerza resultante iría en la dirección de la flecha roja. Aunque a primera vista pueda parecer que la unión del tacón con el cuerpo del instrumento (linea naranja) es de vital importancia, esta no es suficiente para soportar la palanca ejercida por el sistema. Para solucionar esto, en el diseño del instrumento se añadió una solapa sobrante en el fondo, cuya unión con el tacón del mango será la verdadera clave en todo este sistema de fuerzas. A esta solapa la llamamos "botón", por su forma redondeada una vez acabado el instrumento.
Esta unión es la que verdaderamente soporta la palanca que continuamente ejercen las cuerdas tensadas del instrumento, por eso, cuando varios factores se aúnan (fragilidad de la madera del fondo debido a la edad, defecto en la construcción del fileteado, golpe accidental, etc), y el botón falla, puede ocurrir un desastre como el de la foto que sigue.
Si simplemente encolaramos de nuevo la fractura para repararlo, lo más probable es que en cuanto se monten y tensen las cuerdas, la unión no aguante y vuelva a abrirse. Es necesario que botón y fondo vuelvan a ser una sola pieza, para lo que la restauración se complica, debe desmontarse el fondo, y hacer un injerto de madera nueva que refuerce esta parte.
Al tener el fondo una forma abovedada, no es posible fijarlo boca arriba al banco de trabajo sin más, necesitamos de una superficie que se adapte a la bóveda perfectamente y así poder sujetarlo con unos gatos al banco. Una buena solución es sacar un molde de escayola, que una vez seco nos servirá de base perfectamente para el trabajo que nos espera.
El fondo se coloca entonces sobre el molde con el botón ya encolado en su sitio, y se talla un hueco como el de la fotografía, para encolar en él una pieza de madera de arce con la medida exacta, que dará solidez al conjunto.
Por ultimo, se talla el sobrante de la solapita, y sólo queda el detalle estético: haciendo uso de nuestras dotes con los pigmentos, teñimos una pequeña cantidad de barniz para imitar en la parte nueva el color del barniz original, con lo que la restauración queda acabada y con la garantía de que el instrumento aguantará el esfuerzo provocado por la tensión de las cuerdas como el primer día.