lunes, 22 de julio de 2013

Fractura del botón del fondo

Este post empieza un poco técnico, lo que podría hacerlo aburrido, pero por otro lado, creo que puede resultar muy interesante a aquellos que quieren entender un poco mejor algunos detalles del diseño de un instrumento y los sistemas de fuerzas opuestas que se forman con las cuerdas en tensión.
 La unión entre el mango y el cuerpo de un instrumento es una zona que soporta grandes tensiones.
Las cuerdas tiran del extremo del mango (flecha verde), ejerciendo un efecto de palanca cuyo punto de apoyo sería el borde de la tapa (círculo rojo). La fuerza resultante iría en la dirección de la flecha roja. Aunque a primera vista pueda parecer que la unión del tacón con el cuerpo del instrumento (linea naranja) es de vital importancia, esta no es suficiente para soportar la palanca ejercida por el sistema. Para solucionar esto, en el diseño del instrumento se añadió una solapa sobrante en el fondo, cuya unión con el tacón del mango será la verdadera clave en todo este sistema de fuerzas. A esta solapa la llamamos "botón", por su forma redondeada una vez acabado el instrumento.
Esta unión es la que verdaderamente soporta la palanca que continuamente ejercen las cuerdas tensadas del instrumento, por eso, cuando varios factores se aúnan (fragilidad de la madera del fondo debido a la edad, defecto en la construcción del fileteado, golpe accidental, etc), y el botón falla, puede ocurrir un desastre como el de la foto que sigue. 
Si simplemente encolaramos de nuevo la fractura para repararlo, lo más probable es que en cuanto se monten y tensen las cuerdas, la unión no aguante y vuelva a abrirse. Es necesario que botón y fondo vuelvan a ser una sola pieza, para lo que la restauración se complica, debe desmontarse el fondo, y hacer un injerto de madera nueva que refuerce esta parte.
Al tener el fondo una forma abovedada, no es posible fijarlo boca arriba al banco de trabajo sin más, necesitamos de una superficie que se adapte a la bóveda perfectamente y así poder sujetarlo con unos gatos al banco. Una buena solución es sacar un molde de escayola, que una vez seco nos servirá de base perfectamente para el trabajo que nos espera.
El fondo se coloca entonces sobre el molde con el botón ya encolado en su sitio, y se talla un hueco como el de la fotografía, para encolar en él una pieza de madera de arce con la medida exacta, que dará solidez al conjunto.

 Esta nueva pieza se enrasa después con el fondo y se recorta aproximadamente a su forma definitiva, con un ligero sobrante. En este momento el fondo y el botón vuelven a ser una pieza sólida.

Después, se encola el fondo en su lugar, volviendo a cerrarse la caja del instrumento.

Por ultimo, se talla el sobrante de la solapita, y sólo queda el detalle estético: haciendo uso de nuestras dotes con los pigmentos, teñimos una pequeña cantidad de barniz para imitar en la parte nueva el color del barniz original, con lo que la restauración queda acabada y con la garantía de que el instrumento aguantará el esfuerzo provocado por la tensión de las cuerdas como el primer día.




miércoles, 17 de julio de 2013

Radiografía de un violonchelo

El propietario de este violonchelo quería conocer el estado de una antigua restauración para reparar un ataque de carcoma en la tapa, hecha tiempo antes de que el instrumento pasara a ser suyo. En concreto su preocupación era que el animalito hubiera continuado haciendo de las suyas después de haber sido intervenido. Para esto, se sometió al instrumento a un estudio de rayos X. Este procedimiento no es ni mucho menos común en el trabajo de un luthier, pero el resultado es bastante curioso, así que he querido compartirlo aquí.







Para resumir, los rayos x atraviesan con mayor facilidad los objetos menos densos, velando (volviendo negra) la placa radiográfica que se coloca detrás, asi, los objetos más densos, que dejan pasar menos radiación, se aprecian en la placa como siluetas claras. De esta forma, lo que buscamos aquí serían manchas oscuras (vacíos) en el veteado de la tapa. Las pequeñas manchas y puntos claros que observamos se corresponden con canales de carcoma que han sido rellenados con una sustancia densa, de ahí su opacidad a los rayos X. La tapa de pinoabeto de los instrumentos de cuerda alterna vetas más densas y menos densas, lo que a simple vista apreciamos como anillos de crecimiento. El bicho, que no es tonto, prefiere comerse la madera más blandita, dejando la dura para alguien menos inteligente, de ahí que esos canales suelen seguir la dirección de la veta, como vemos en la radiografía. La banda clara y ancha que se aprecia en las 4 primeras fotos, recorriendo verticalmente el lado izquierdo de la tapa, se corresponde con la barra armónica, que como podemos ver es mas gruesa (clara) en el centro que en sus extremos. Respecto a la carcoma, salvo algún pequeño punto sin importancia que se pasó por alto al restaurador, probablemente por no haber podido contar con la ayuda de esta tecnología, la tapa parece estar en buenas condiciones.

domingo, 14 de julio de 2013

Mi última viola

Estas son fotografías del último instrumento que ha salido del taller. Es una viola de 42 cm. de caja (16 pulgadas y media, para los que preferís esta medida), basada en un modelo de A. Stradivari. La tapa es de pinoabeto alemán. El fondo, de una sola pieza, de arce de los Cárpatos, igual que  los aros y el mango. El diapasón, cordal, clavijas y barbada son de ébano. El barniz es un barniz mixto preparado artesanalmente en el taller, siguiendo una fórmula que data de 1704, extraída del libro que mi maestro, José Angel Chacón, ha editado recientemente. Se entregó el pasado mes de Mayo.
En estos momentos estoy construyendo a su hermana gemela, usando el mismo molde y maderas procedentes del mismo lote, aunque aun estoy dándole vueltas a si el barniz tendrá el mismo tono o experimentaré con otros pigmentos. Espero hacer pronto algunas entradas en el blog siguiendo su construcción.